Mis escritos, mis dibujos, mis fotografías; autores y textos que me gustan; algo de música y videos... aquí en mi página. (Si deseas acceder a la mayor biblioteca virtual existente en español, pincha en el enlace que aparece más abajo.)

miércoles, 28 de julio de 2010

Poemas breves


Yo no puedo olvidarte...


Yo no puedo olvidarte...
Yo no puedo
Arrancar del pensamiento tu memoria.
A donde quiera que voy
Me acompaña tu recuerdo;
En la oscuridad
Tú vas conmigo...
No, yo no puedo olvidarte.
Y es triste, ¿sabes?,
Que estés siempre a mi lado
Estando ausente.
No, yo no puedo olvidarte.


miércoles, 21 de julio de 2010

Escritos del desván


Frases...


HACE seis años, escribía cosas como estas; estudiaba artes plásticas y me encontraba rodeado de imbéciles; los peores eran los maestros: había varios que defendían, con ardor, las últimas tendencias. Ignorando, que no hay mayor muestra de provincianismo y atraso que el querer estar a tono con las majaderías al uso y que la moda pasa de moda. Queden pues.


Acerca del arte y otras cuestiones

El arte es la expresión de lo bello.
La belleza no es sino la perfecta armonía entre las partes de un todo...; esta no es relativa, como creen los necios: tan solo hay personas de mal gusto.
El arte no existe para reflejar la vida, existe para mostrarle a la vida como debería de ser.
El arte supremo es el arte de vivir.

* * *
Un artista es un aristócrata por derecho propio.
Como ya dijo un filósofo, la misión de toda aristocracia es la ejemplaridad.
Existen dos clases de valores: materiales y espirituales. Toca al aristócrata encarnar estos últimos.
El artista, en tanto que es por derecho un aristócrata, existe para ser acatado y reverenciado.
Un verdadero artista jamás hace concesiones al mal gusto del público.

* * *
Hay quienes poseen buen gusto y son personas inteligentes; así también, hay quienes poseen mal gusto; y lo mejor que puede decirse de esta clase de gente, es que por lo menos posee algo; ya que hay quienes carecen de gusto en absoluto.

* * *
Gran parte del mal llamado arte moderno ni es moderno ni es arte.

La historia del arte es similar a la historia de los pueblos: estos surgen, se desarrollan, alcanzan su época de esplendor y tras ésta, viene la inevitable decadencia.

* * *
Hoy en día, el valor de una obra de arte esta determinado por la novedad que esta representa, mas lo nuevo no es necesariamente bueno: hay muchas porquerías novedosas y conviene no atiborrarse de estiércol creyéndolo un manjar maravilloso.

Decía el marqués de Croix, virrey de la Nueva España: «A la gente no le es dado opinar ni discurrir sobre los altos asuntos del gobierno, su único derecho es callar y obedecer.» Lo mismo podría decirse en materia artística: a la gente común no le es dado opinar ni discurrir sobre estas cuestiones... (Lo que no quita que en este terreno, todo el mundo se crea con derecho a opinar.)

Continuará...

__________
Imagen del autor, editada por él mismo.


miércoles, 14 de julio de 2010

Cuentos breves


La cena

Por Gastón de Sade


Y bien, Pierre, ¿ya está lista la cena?

—Sí, señor, la cena está lista.

—Y bien, Pierre, ¿qué hay de cenar?

—Oh, señor, hay mierda.

—¿Mierda, dices?, Pierre.

—Sí, señor…, y está muy buena.

—Está bien, Pierre…, sirve esa mierda.

—Enseguida, señor, pero… y ¿la señora no va a acompañarlo?...

—Mi mujer se encuentra algo indispuesta esta noche, Pierre; además, mucho me temo que la mierda no habría de sentarle nada bien; como sabrás, ya tiene bastante en la cabeza.

—Es muy posible, señor.

—Así es, Pierre..., ¿quieres traer la cena de inmediato?

—Si, señor, se la traigo al momento.


—Pierre, esta mierda está exquisita.

—Y que lo diga, señor.

—Te juro que no había probado antes un bocado tan delicioso.

—Es reconfortante escucharlo, señor.

—Y bien, Pierre…, ¿quién la hizo?...

—La ha hecho la doncella, señor…, hace apenas un momento.

—(Con razón está caliente...) ¿Te refieres a la tímida muchachita que contrató mi mujer esta misma semana?...

—La misma, señor… Es una buena chica.

—Y sí, eso parece, Pierre… Esto es una delicia.

—Me alegra complacerlo señor. Ahora, que si usted me lo permite, agregaría que la doncella es muy joven y bonita, señor.

—¿Observas qué es bonita?, Pierre.

—Notablemente, señor.

—¿Tú crees, Pierre, que…? Bueno, tú me entiendes, Pierre.

—Oh, señor, cualquier mujer se sentiría muy halagada de despertar la atención de un caballero tan cumplido como sir Hugo.

—Tienes razón, Pierre…, tal vez debería empezar a actuar en breve… Por lo pronto, habrás de darle mis felicitaciones por esta cena tan magnífica.

—Así lo haré señor.


***
Semanas más tarde…:

—Y bien, Pierre, ¿qué hay de cenar?

—Mierda con papas, señor.

—¡Oh no, Pierre!, sabes que no me gustan las papas.

—Lo lamento mucho, señor…, puedo traerle solo la mierda.

—Date prisa, Pierre, y llévale esto a Jane (le entrega un sobre).

(El mayordomo para sí, camino a la cocina: «Es sensible…, realmente…: las papas estaban muy buenas.»)

__________
Nota del autor: Esta vez, mucho me temo no poder decir que ha colaborado mi prima conmigo*; como sea, ahí queda la publicación.
* Ver entrada anterior.


miércoles, 7 de julio de 2010

Cuentos breves



MI prima Catherine tiene ocho años y es bastante mona. El otro día, vino a visitarme. Subió a mi habitación, se sentó en mi cama y me dijo: «Cuéntame un cuento.» «Hoy no», dije yo. «Mejor cuéntame tú uno.» «Está bien», me respondió, y comenzó a contarme una historia improvisada por ella. A mi prima, preciso es decirlo, la caca le gusta horrores (como a casi todos los niños). Nada tenía pues de extraño que su historia girara en torno a ella en buena medida. Yo que la adoro y suelo festejarle todas sus gracias, le dije: «Catherine, voy a transcribirla», y eso fue lo que hice. Mi prima quedó complacidísima. Como quiera que sea, que me permití aquí y allá algunos retoques, la dejo hoy a la consideración del lector firmada en coautoría. Se titula sencillamente:


Un cuento

Por Catherine y Gastón,
marqueses de Sade


ÉRASE una vez una muchachita.

—¿Y cuántos años tenía?

—Humm..., tenía quince años

—¿Y qué hizo?

—Pues fue y se cagó en el panecillo que iba a comer el rey.

—¡Vaya! ¿Y por qué hizo eso?

—Pues porque le dio la gana hacerlo.

—¡¿Y el rey que hizo?!

—Pues probó el panecillo y le supo feo.

—¿Y qué sucedió entonces?

—Pues al rey le dio tanto asco que quiso vomitar enseguida... y su criado lo llevó a la ventana para que vomitase. Luego, el criado fue a la cocina y probó el panecillo, ¡puaj! sabía tan repugnante que también sintió deseos de vomitar en el acto... Corrió a donde se encontraba el rey; el rey se encontraba inclinado y estaba de espaldas, de modo que, como el criado ya no podía aguantar más, vomitó al rey en...

—¡En las...!

—¡Shhh!, no lo digas.., ahí exactamente.

—¡¿Y luego qué pasó?!

—Pues que el rey se dio la vuelta y vomitó al criado en las narices, y el criado volvió a sentir tanta repugnancia, que vomitó al rey en las barbas; luego, el rey volvió a vomitarlo enseguida y el criado hizo otro tanto. Al terminar, ambos ofrecían un espectáculo lamentable, chorreando vómito por todas partes.

—Qué asco, qué desagradable...

—Sí..., al rey y a su criado también les resultó asqueroso.

—¿Y qué siguió después?

—¡Ah!, justo en ese momento, tocaron a las puertas del palacio.

—¡Oh!, y ¿quién era?

—Oh, era la princesa Dulcereza.

—¿Era bonita?

—Era más que bonita, era preciosa.

—¿Y qué quería?

—Pues verás, el rey estaba muy enamorado de la princesa Dulcereza y hace tiempo que le había solicitado ser su esposo; la princesa venía, al fin, para concederle su mano en matrimonio. Mas al ver al rey en estado en el que se hallaba, sintió tanto asco que decidió romper su propósito enseguida; llamó entonces a su lacayo y le ordenó que vomitara en las escalinatas del palacio para demostrarle su desprecio. Estaba tan molesta que se subió en su carruaje y se regresó a su reino y ya nunca más volvió a ver al rey.

—Qué triste.

—Así es, fue muy triste, el rey estaba muy disgustado, y la culpa de todo la tenía la niña que se había cagado en el panecillo. Entonces, el rey la mandó llamar y le dijo estas sencillas palabras: «Ahora, te casarás conmigo.»

—¡¿Y se casaron?!

—Sí, si se casaron.

—¿Y fueron felices?

—Sí, fueron muy felices... y tuvieron muchos hijos.

—¿Y qué hubo el día de la boda?

—Oh, ¿el día de la boda?... Hubo caca para todos los invitados.


Seguidores